—Puedo ver por qué te preocupas por él. He visto lo protector que es contigo, cómo te mira, cómo se preocupa por ti. Supongo que, en el fondo, todos somos iguales. Nuestras almas ven lo que nuestros ojos no pueden, y conectan sin importar lo que haya en el exterior. Nuestros cuerpos… no son más que caparazones. «Nuestras almas ven lo que nuestros ojos no pueden».