Sue

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Pero yo sabía muy bien que la piedad es como una dinamita silenciosa que te instalan en el corazón y que, cuando estalla, ya no hay posibilidad de juntar los pedazos. Me lo habían enseñado los niños tarántula. Sin piedad se sobrevive. Sin piedad hay más agua para el grupo. Sin piedad hay tiempo para leer cuentos sobre mujeres que ponen cucarachas en bombones. Pero con Circe tuve piedad. Y ella la tuvo conmigo. Pero el ciervo blanco no es Circe.
Las indignas
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