hay quienes negándose las cosas logran mantener su posición frente a sí mismos y disfrazan con jactancia sus quiebras interiores, para que el exterior no sospeche sus ruinas, se empañetan de altanería y sobriedad, lo que les basta para resguardarse de sí mismos y de los demás convirtiendo en vanidad todos sus miedos.

