en un país de malos padres y malos tratos el maltratador es rey, nunca educó, ni acompañó, ni propició, ni otorgó nada a sus hijos, pero los castiga cuando estos intentan conseguirlo, los tilda de necios, indispuestos, desobedientes y malos hijos, creando una familia de hambrientos rabiosos que muerden al vecino o al amigo que obtuvo un mendrugo de pan, o de famélicos corpóreos y mentales que se contentan con las sobras del banquete principal al que nunca están invitados;

