Hay días buenos y días difíciles. La pena no se irá nunca del todo; siempre estará contigo, una sombra que llevas en el alma, pero se hará más débil a medida que tu vida se vuelve más brillante. Aprenderás a vivir sin ello de nuevo, por imposible que pueda sonar. Los demás que comparten tu dolor también te ayudarán a curarte. Porque no estás sola. Ni en tu miedo, ni en tu dolor, ni en tus esperanzas o sueños. No estás sola.

