Evidentemente, a los ojos de Eichmann la teoría del pequeño engranaje no reflejaba la realidad. Es cierto que no había tenido la importancia que Hausner intentaba atribuirle; después de todo no era Hitler, ni tampoco podía compararse, en lo que se refería a la «solución» de la cuestión judía, con Müller, o Heydrich, o Himmler; él no era un megalómano. Pero tampoco fue tan poca cosa como la defensa intentaba hacer creer.