Cuando miró por primera vez su nueva fisonomía sintió un fortísimo impacto interior, esa íntima e insistente palpitación nerviosa del plexo solar que tan bien conoce, pero el choque no es el resultado, simplemente, de verse distinto del que era antes, mas sí, y esto es mucho más interesante teniendo en cuenta la peculiar situación en que ha vivido durante los últimos tiempos, una conciencia también distinta de sí mismo, como si, finalmente, hubiese acabado de encontrarse con su propia y auténtica identidad. Era como si, por aparecer diferente, se hubiera vuelto más él mismo.

