La noche fue de sobresaltos, atravesada por sueños fugaces e inquietantes, una reunión del consejo escolar a la que faltaban todos los profesores, un pasillo sin salida, una cinta de vídeo que se negaba a entrar en el aparato, una sala de cine con la pantalla negra y en la que se exhibía una película negra, una guía telefónica con el mismo nombre repetido en todas las líneas que él no conseguía leer, un paquete postal con un pescado dentro, un hombre que llevaba una piedra a la espalda y decía, Soy amorreo, una ecuación algebraica con rostros de personas donde deberían estar las letras.

