La decisión tenía que materializarse al día siguiente, después de que se instruyese a los guardias fronterizos sobre cómo implementarla. Pero una vez que Schabowski lo hubo dicho, fue demasiado tarde. Pocas horas después de su metedura de pata, 10.000 personas llegaron al control del puente de Bornholmer, a pie o en sus Trabant, y abarrotaron el Muro. Se veía el aliento de la luz de la Franja de la Muerte, exhausta. Había una sinfonía de bocinas. Los guardias se prepararon y mantuvieron el dedo en el gatillo, pero no recibieron ninguna orden. Al final, el supervisor decidió dejar pasar a la
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