En Leipzig, el extraordinario valor del pueblo no flaqueó y no derivó en nada más. El 9 de octubre, 70.000 manifestantes salieron de noche, cubiertos con grandes abrigos y portando velas. Se apostaron ante la Runde Ecke para hacer sus peticiones. «¡Desenmascarad a los confidentes de la Stasi!», «No somos alborotadores, somos el Pueblo», y una consigna constante y constante, la «no violencia». A partir de esa noche las manifestaciones fueron a más y de forma clandestina llegaron grabaciones de estas hasta el Oeste, lo que convirtió a Leipzig en la «Ciudad de los Héroes».