Una vez vi en Dresde, en un puente azul sobre el río Elba, una placa que conmemoraba la liberación de los alemanes orientales de los opresores nazis por parte de sus hermanos rusos. Me quedé mirándola un buen rato; era un pequeño objeto que había perdido el brillo por la suciedad del aire. Me pregunté si la habrían puesto justo después de que los rusos entraran en una Alemania vencida o si tuvo que pasar algo de tiempo antes de empezar a reescribir las cosas.