y Brandenburgo. Otro tanto hicieron con Berlín, que se dividieron del mismo modo: los barrios occidentales para los ingleses, los estadounidenses y los franceses, y los orientales, para la URSS. Como la ciudad estaba en plena zona oriental, los barrios occidentales se convirtieron en una peculiar isla de administración democrática y de economía de mercado dentro de un paisaje comunista.