Casi nadie consigue liberarse de su pasado para intentar ser más y hacer más. Y la gran mayoría, en lugar de aplaudir a quien sí tiene el valor y la fuerza de innovar, de recrear y de sobresalir, lo condena, lo critica, lo ridiculiza. Pero lo cierto es que eso no es más que el mecanismo de defensa de individuos temerosos de crecer.

