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La continua agitación de los ocho de delante, que tan pronto se sientan como se levantan, siempre corriendo de la mesa al mostrador, del mostrador a los ficheros, de los ficheros al archivo, repitiendo sin descanso éstas y otras secuencias y combinaciones ante la indiferencia de los superiores, tanto inmediatos como distantes, es un factor imprescindible para comprender cómo fueron posibles y lamentablemente fáciles de cometer los abusos, las irregularidades y las falsificaciones que constituyen la materia central de este relato.
como todo el mundo sabe, o debía saber, la prudencia sólo es buena cuando se trata de conservar aquello que ya no interesa,
La decisión de don José apareció dos días después. En general no se dice que una decisión se nos aparece, las personas son tan celosas de su identidad, por vaga que sea, y de su autoridad, por poca que tengan, que prefieren dar a entender que reflexionaron antes de dar el último paso, que ponderaron los pros y los contras, que sopesaron las posibilidades y las alternativas, y que, al cabo de un intenso trabajo mental, tomaron finalmente la decisión.
En rigor, no tomamos decisiones, son las decisiones las que nos toman a nosotros.
Vamos, vamos, de noche todos los edificios son pardos, Los que son pardos de noche son los gatos, Los edificios, también,
el tiempo, aunque los relojes quieran convencernos de lo contrario, no es igual para todos.
don José comprendió que había ganado el duelo. De una cierta indefinible manera, ésta era la primera victoria objetiva de su vida, es verdad que fraudulentísima victoria, pero si andan tantas personas por ahí pregonando que los fines justifican los medios, quién era él para desmentirlas.
que lo que da verdadero sentido al encuentro es la búsqueda y que es preciso andar mucho para alcanzar lo que está cerca.
pero hay otras personas que si no salvan el mundo es sólo porque el mundo no se deja salvar, ésas llamarían inmediatamente a la policía y se asomarían al balcón gritando, Al ladrón, dura palabra que don José no se merece, como mucho falsificador, pero esto sólo lo sabemos nosotros.
la piel es todo cuanto queremos que los otros vean, debajo de ella ni nosotros mismos conseguimos saber quiénes somos,
La voz que le hiciera aquel discurso le decía ahora cosas como éstas, Hombre, no tengas miedo, la oscuridad en que estás metido aquí no es mayor que la que existe dentro de tu cuerpo, son dos oscuridades separadas por una piel, apuesto que nunca habías pensado en ello, transportas todo el tiempo de un lado para otro una oscuridad, y eso no te asusta,
tienes que aprender a vivir con la oscuridad de fuera como aprendiste a vivir con la oscuridad de dentro,
don José, poco a poco, fue cayendo en una enorme paz interior, sólo perturbada a veces por las carreras irresponsables de los fuegos fatuos, capaces de poner al borde de un ataque de nervios a cualquier persona, por muy fuerte de ánimo que sea o conocedora de los principios elementales de la química orgánica.
hay venenos tan lentos que cuando llegan a producir efecto ya ni nos acordamos de su origen.

