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Ahora las mujeres y los hombres, arcoiris de la tierra, tenemos más colores que el arcoiris del cielo; pero somos todos africanos emigrados. Hasta los blancos blanquísimos vienen del África.
Quizá nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia, o porque nos resulta imposible creer que en aquellos tiempos remotos el mundo entero era nuestro reino, inmenso mapa sin fronteras, y nuestras piernas eran el único pasaporte exigido.
Somos polvo y nada. Todo cuanto hacemos no es más que viento.
Los que matan en la guerra deberían celebrar cada conquista con un funeral.
Tampoco la muerte es temible, decía. Mientras nosotros somos, ella no es; y cuando ella es, nosotros dejamos de ser.
Hagamos dichosa, proponía Epicuro, la inevitable mortalidad de la vida.
Para nosotros, efímeros mortales, la única eternidad es el instante, y beber el instante es mejor que llorarlo.
—La vida se mide por su intensidad, no por su duración —había
En Brasil, se llaman quilombos. Esta palabra africana significa comunidad, aunque el racismo la traduce como relajo, gresca o casa de putas.
No tenía manos el que más mano tenía: Reynière, el gran maestro de la pluma y del cucharón, había nacido sin manos y con garfios escribía, cocinaba y comía.
Sobre la educación popular: Mandar recitar de memoria lo que no se entiende, es hacer papagayos. Enseñen a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.
Artigas
sir John Bowring, declaró: —El comercio libre es Jesucristo y Jesucristo es el comercio libre.
el culto de la belleza desaparece cuando no hay aristocracia.
Buddy Bolden,
Django Reinhardt y
La información hace la realidad, y no al revés.
