Una compensación monetaria a los vecinos por aceptar un nuevo carril o un vertedero cerca de su localidad puede considerarse un soborno para que consientan la degradación de la comunidad. Pero una nueva biblioteca, o una zona de recreo, o un colegio pagan el sacrificio cívico, por así decirlo, con la misma moneda, al fortalecer la comunidad y honrar su espíritu cívico.