En 1990, el Congreso dispuso que los extranjeros que invirtieran 500.000 dólares en Estados Unidos podrían inmigrar con sus familias y permanecer en el país durante dos años, transcurridos los cuales podrían recibir una tarjeta verde permanente si la inversión creaba al menos diez puestos de trabajo. El plan de dinero por tarjeta verde fue el remate del sistema de evitación de colas, una vía rápida hacia la ciudadanía.