Hay dos cuadros famosos, no me acuerdo ahora del nombre del pintor, creo que es francés, cuyos títulos son Retrato de un viejo, Retrato de una vieja, y lo que me impresionó, aparte de la gran calidad de la pintura, es que en la edad muy avanzada uno pierde el nombre. No es Retrato de Monsieur Armand, Retrato de Madame Armand, o lo que sea. Viejo y vieja bastan, llegado cierto punto, para explicar del todo a una criatura humana. Vejete, Cucho, Veterano, Vejestorio, Próstata. Los nombres despectivos empiezan a abundar. El ser humano es un simio burlón, implacable. Una tía abuela paterna, Pepa,
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