Haksito Flores

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Sara se acostó sin ropa, pegada a mí, dándome la espalda, y bajó la mano para acariciarme. No penetré en ella, sino que Sara se abrió y me guardó en ella y con la mano me empujó las nalgas para que avanzara hacia el interior de ella, y así confortarme, confortarse, y encontrar la compañía de nuestro amor en el dolor.
La luz difícil
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