Un dramaturgo podría preferir condensar la escena anterior debido a las limitaciones del escenario del teatro, que a menudo nos obliga a mantener las unidades de tiempo y espacio; por el contrario, el novelista o el guionista puede permitirse viajar en la escena, fragmentándola en el tiempo y en el espacio y así establecer futuras localizaciones basadas en el gusto de Ana por el mobiliario, en los hábitos de conducción de Lucas, en cualquier motivo entre los muchos posibles.