Es verdad, Dios es un Padre amoroso, pero también es un Juez airado. En su ira, aborrece el pecado. Habacuc oró a Dios: «Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; no te es posible contemplar el sufrimiento»2. En algún sentido, Dios aborrece a los pecadores. Te preguntarás: «¿Qué sucede con lo de que “Dios aborrece el pecado pero ama al pecador”?». Bueno, lo que sucede es lo que dice la Biblia. Un salmista dijo de Dios: «No hay lugar en tu presencia para los altivos, pues aborreces a los malhechores»3. Catorce veces en los primeros cincuenta salmos vemos descripciones similares que
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