Por cierto, el costo de la falta del discipulado es grande. El costo de los creyentes que no se toman en serio a Jesús es vasto para quienes no conocen a Cristo y devastador para quienes mueren de hambre y sufren en el mundo. Sin embargo, no son solo ellos los que pagan el costo de la falta de discipulado. Nosotros también lo pagamos.

