Esto derivó en el catecismo actual: la violación no es una cuestión de sexo, nuestra cultura socializa a los hombres para que violen, glorifica la violencia contra las mujeres. El análisis procede directamente de la teoría feminista de género sobre la naturaleza humana: las personas son tablas rasas (a quienes hay que educar o socializar para que quieran las cosas); la única motivación humana significativa es el poder (por lo tanto, el deseo sexual es irrelevante); y todas las demás motivaciones e intereses se deben situar en los grupos (por ejemplo, el sexo masculino y el sexo femenino) y no
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