La razón de que las imágenes no constituyan el contenido de nuestros pensamientos es que aquéllas, igual que las palabras, son inherentemente ambiguas. Una imagen de Lassie podría representar a Lassie, a los perros pastores escoceses, a los perros en general, a los animales, a estrellas de la televisión o unos valores familiares. Alguna otra forma más abstracta de información ha de interpretar el concepto que se pretende ejemplificar con la imagen.