Kleinfeld, al referirse al fenómeno de la tubería agujereada en las ciencias, repite la misma idea: «Si las mujeres [de inteligencia excepcional] deciden ser maestras y no matemáticas, periodistas y no físicas, abogadas y no ingenieras, no deberíamos mandarles mensajes en que se les diga que son unos seres humanos de menor valor, menos valiosos para nuestra civilización, perezosos o de baja condición social».78 No son éstas preocupaciones hipotéticas: un estudio reciente de la Fundación Nacional de Ciencias descubrió que muchas más mujeres que hombres dicen que se especializaron en ciencias,
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