La mente tiene también unos componentes por los que es difícil determinar dónde termina la cognición y dónde empieza el sentimiento. Entre ellos se halla un sistema para evaluar el peligro, emparejado con el sentimiento llamado «miedo»; un sistema para evaluar la contaminación, emparejado con el sentimiento llamado «asco»; y un sentido moral, de tal complejidad que merece un capítulo aparte.