Nuestro sentido moral autoriza la agresión contra los demás como forma de impedir o castigar los actos inmorales. Esto está bien cuando el acto considerado inmoral realmente es inmoral cualquiera que sea el criterio con que se juzgue, por ejemplo la violación o el asesinato, y cuando la agresión se lleva a cabo justamente y sirve de elemento disuasorio. La tesis de este capítulo es que el sentido moral humano no puede garantizar que se escojan esos actos como el objetivo de su justificada indignación. El sentido moral es un dispositivo, como la visión en estéreo o las intuiciones sobre los
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