Los hombres son mucho más propensos a competir violentamente, a veces de forma letal, entre ellos por cuestiones importantes y banales (como en el caso reciente de un cirujano y un anestesista que llegaron a las manos en el quirófano, mientras el paciente esperaba en la mesa de operaciones a que le extirparan la vesícula).27 Entre los niños, los chicos dedican mucho más tiempo a practicar el conflicto violento en lo que los psicólogos denominan «juego brusco».28 La habilidad para manipular objetos tridimensionales y el espacio en la mente también demuestra una gran diferencia a favor de los
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