More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar, para que una mujer se deje quemar viva. Tiene que haber algo. Uno no muere por nada.
No necesitamos estar tranquilos. A veces debemos preocuparnos. ¿Desde cuándo no estás realmente preocupada? Preocupada por algo importante, algo verdadero.
Las cosas comenzaron a ser masa.
Y como eran masa, se hicieron más simples
Del jardín de infancia al colegio, y vuelta al jardín de infancia. Ése
–Se abreviaron los años de estudio, se relajó la disciplina, se dejó de lado la historia, la filosofía y el lenguaje. Las letras y la gramática fueron abandonadas, poco a poco, poco a poco, hasta que se las olvidó por completo. La vida es lo inmediato, sólo el trabajo importa. Divertirse, sí, pero después del trabajo. ¿Por qué aprender algo salvo apretar botones, insertar llaves, ajustar tornillos y tuercas?
Si no quieres que un hombre sea políticamente desgraciado, no lo preocupes mostrándole dos aspectos de una misma cuestión. Muéstrale uno. Que olvide que existe la guerra. Es preferible que un gobierno sea ineficiente, autoritario y aficionado a los impuestos, a que la gente se preocupe por esas cosas.
Llénalos de noticias incombustibles. Sentirán que la información los ahoga, pero se creerán inteligentes.
No les des materias resbaladizas, como filosofía o psicología, que engendran hombres melancólicos.
Los buenos escritores tocan a menudo la vida. Los mediocres la rozan rápidamente. Los malos la violan y la abandonan a las moscas.
La primera, como dije, es calidad de información. La segunda: ocio para digerirla. La tercera: el derecho a obrar de acuerdo con lo que nos ha enseñado la interacción de las otras dos.
Los que no construyen deben quemar.
Teme cometer algún error. No tema. Los errores pueden ser provechosos. Cuando yo era joven, echaba mi ignorancia a la cara de la gente. La gente me apaleaba. Cuando llegué a los cuarenta, ya había logrado afilar mi instrumento. Si oculta su ignorancia, nadie le pegará, y no aprenderá nunca.
¿Cuántas veces puede hundirse un hombre antes de morir?
Cuando vivíamos como individuos aislados, todo lo que teníamos era rabia.
es lo maravilloso en el hombre; nunca se descorazona o disgusta tanto como para no empezar de nuevo. Sabe muy bien que su obra es importante y valiosa.
Mi abuelo modelaba el mundo. Hacía cosas en el mundo. Con su muerte el mundo perdió diez millones de actos hermosos.
“Odio a un romano llamado Statu Quo –me decía–. Llénate los ojos de asombro, vive como si fueses a morir en los próximos diez segundos. Observa el universo. Es más fantástico que cualquier sueño construido o pagado en una fábrica. No pidas garantías, no pidas seguridad, nunca hubo un animal semejante.
Porque no hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe.
Pero quizá es posible volver a aprenderlo todo
Siempre queremos todo demasiado.
compraba el periódico todos los días. El amor, la ira, la irritación, la frustración me dominaban. Hervían en mí todas las pasiones. Yo era joven. Todo me sacaba de quicio.
Unas pocas caras de furia en las primeras filas, y luego, atrás, las caras serenas, los que no intervienen, los que dejan que las cosas sigan su curso, los que no quieren complicarse. La mayoría no se mueve. Y así unos pocos, un puñado, toman las riendas y se mueven por ellos.
Y al fin nos sacaron todo. Nada nos quedó. Excepto nosotros mismos.