¿Hay alguna otra sorpresa? —dijo el señor Alfiler—. Tienen ustedes policías listos y uno de ellos es un hombre lobo. ¿Algo más? ¿Tienen trolls también? —Oh, sí. Bastantes. Y enanos. Y zombis. —¿En la Guardia? ¿Qué clase de ciudad dirigen ustedes aquí? —Nosotros no dirigimos la ciudad —dijo un sillón. —Pero nos preocupa el rumbo que está tomando —terció otro.

