Muy bien, sargento. Olvídate de las patatas. ¿Cómo están las apuestas? —¿Señor? —Sé lo que pasa en la sala de guardias. No serían agentes de la Guardia si alguien no estuviera corriendo apuestas. —¿Sobre el señor De Worde? —Sí. —Bueno… con seis se ganan diez a que estará muerto para el lunes que viene, señor. —Estaría bien que hicieras correr la voz de que no me gustan esas cosas, ¿quieres? —Sí, señor.

