Si las cargas «no recurrentes» no dejan de recurrir, si las partidas «extraordinarias» aparecen con tanta frecuencia que lo único que se puede decir de ellas es que son ordinarias, si los acrónimos como EBITDA adquieren prioridad sobre los resultados netos o si se recurre a la publicación de beneficios «proforma» para enmascarar pérdidas reales, es posible que esté observando a una empresa que todavía no ha aprendido a poner los intereses a largo plazo de sus accionistas en primer lugar.

