1. Tamaño adecuado. 2. Situación financiera suficientemente sólida. 3. Dividendos continuados durante, por lo menos, veinte años en el pasado. 4. No haber experimentado ningún déficit de beneficios en los últimos diez años. 5. Crecimiento en un período de diez años de, por lo menos, un tercio en el beneficio por acción. 6. Cotización de las acciones que no suponga multiplicar por más de 1,5 el valor del activo neto. 7. Cotización que no suponga multiplicar por más de 15 el beneficio medio de los últimos tres años.

