Lorena

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«La Esperanza que ahora veo truncada sufrió y me hizo sufrir mucho: sólo murió cuando llegó su hora. Tras una agonía tan larga, la muerte debería ser bienvenida.» E hice cuanto pude para que así fuera. Lo cierto es que un sufrimiento tan prolongado había convertido la paciencia en un hábito. Finalmente, cerré los ojos de mi cadáver, cubrí su rostro y coloqué sus brazos y sus piernas con calma imperturbable.
Villette
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