»Y eso –añadió– ocurrió hace treinta años. He sufrido mucho desde entonces. Creo que no he sabido sacar provecho de mis infortunios. Una naturaleza dulce y amable se habría perfeccionado hasta la santidad; un espíritu maligno y fuerte se habría convertido en un demonio; en cuanto a mí, sólo he sido una mujer egoísta y amargada.

