el 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Albert telefoneó a Max para intentar concertar una nueva cita, en esta ocasión a solas, sin Ludovica. —Hoy me resulta imposible quedar con usted, hágase cargo —se disculpó Max. —Lo entiendo, pero ¿y en los próximos días? —Desde luego, desde luego; en principio voy a quedarme en Berlín, ya encontraré un momento para verle. Dos días más tarde, el 3 de septiembre, Gran Bretaña, Francia, Australia y Nueva Zelanda declararon la guerra a Alemania. Así empezó la Segunda Guerra Mundial.

