Francy Montalvo

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Amelia era sólo una chica tonta que se había dejado engatusar por su muy atractivo hijo, que la dejaría plantada en cuanto se cansara de ella. Así terminaban esas historias de amores prohibidos; bien lo sabía ella, que se había leído a todos los clásicos rusos. Tolstoi, Dostoiesvski, Gogol, eran su mejor referente.
Dime quién soy
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