Este proceso dinámico fue desencadenado por los cambios institucionales originados por la Revolución gloriosa. No se trataba solamente de la abolición de los monopolios nacionales, que se logró en 1640, ni de los distintos impuestos o del acceso a las finanzas. Se trataba de una reorganización fundamental de las instituciones económicas a favor de innovadores y emprendedores, basada en la aparición de derechos de propiedad más seguros y eficientes.

