—La población óptima —dijo Mustafá Mond—, es como el iceberg: ocho novenos bajo el agua y uno encima. —¿Y son felices bajo el agua? —Más felices que encima. Más felices que sus amigos, por ejemplo —y los señaló con el índice. —¿A pesar de su odioso trabajo? —¿Odioso? No lo creen así ellos. Al contrario, les gusta. Es leve y de una simplicidad infantil. No agota la mente ni los músculos. Siete horas y media de un trabajo leve y muy llevadero, y luego la ración de soma, y deportes y copulación sin trabas y el Cine Sensible. ¿Qué más pueden pedir?