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Por lo tanto, sus vecinos llegaron para visitarle; y algunos de ellos le llamaron sabio por haber regresado,
Hasta aquí llegué y mi pecado cargaba; Tampoco podía aliviar en nada la angustia que me embargaba, Hasta que llegué aquí; ¡Qué lugar es este! Fue aquí donde comenzó mi dicha; Fue aquí donde de mis espaldas la carga cayó; Aquí se rompieron los lazos que me ataban.
“Si se acerca quien anda como león rugiente, ciertamente se convertirán en presa de sus dientes”.
Simpleza dijo: “No veo ningún peligro”; Pereza dijo: “Un poco de sueño más”; y Presunción dijo: “Cada uno debe ocuparse de lo suyo”.
La colina, aunque elevada, quiero ascender, La dificultad no me detendrá; Pues percibo que aquí está el camino de vida: Vamos, adelante, corazón; no temas ni desmayes, El camino recto, aunque difícil es mejor, Que el fácil, cuyo fin es la perdición.
Le enseñaron la vara de Moisés, la estaca y el clavo con los que Jael mató a Sísara, los cántaros, trompetas y también lámparas con los que Gedeón hizo huir a los ejércitos de Madián. Después le enseñaron la pica de buey con la que Samgar mató a seiscientos hombres; también le mostraron la quijada con la que Sansón realizó grandes hazañas, y además le mostraron la honda y la piedra con las que David mató a Goliat de Gat;
el Señor esté contigo, y añada gran abundancia a todas tus bendiciones, por la bondad que me has demostrado”.