«Sí, tiene usted razón, pero ¿no le parece (y perdone que se lo diga) que los contrarios también tienen sus razones?». Deben parecer indecisos y dóciles y que se dejan convencer fácilmente. Deben sonreír con agrado. Solo así podrán llegar a ser famosos como hombres de amplia tolerancia y ningún político podrá jamás acusarles de nada desastroso para su carrera. De ese modo no solo sobrevivirán, sino que se harán ricos.

