Tulio volvió a abrazarlo. Hijo mío, pensó, ¿dónde estarás y qué serás cuando seas hombre? ¿Huirás del mundo como yo he huido o te enfrentarás a él? Sobre todo, ¿qué hará el mundo de los hombres con tu espíritu que ahora es como agua clara? ¿Lo volverán lóbrego y turbio, lleno de los residuos de sus perversas imaginaciones, al igual que el Tíber corre lleno de despojos? ¿Lo emponzoñarán con sus mentiras, como está emponzoñado el cuerpo de las serpientes con mortífero veneno? ¿Te convertirán en uno de ellos los adúlteros y los ladrones, los depravados y los impíos, los brutos y los injustos, los
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