Queremos que el siguiente concepto quede lo más claro posible: las primeras experiencias de la vida no están marcadas por el destino. Al dar sentido a nuestro pasado, podemos liberarnos de lo que, en caso contrario, podría ser un legado transgeneracional de dolor y vinculación insegura, y transmitir en lugar de eso un patrimonio de amor y afecto a los hijos.

