Diego Barragán Guerrero

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Conforme los niños se desarrollan, sus cerebros «reflejan» el cerebro de sus padres. Dicho de otro modo, el propio crecimiento y desarrollo de sus padres, o su ausencia, inciden en el cerebro del niño. A medida que los padres adquieren mayor conciencia y son cada vez más sanos emocionalmente, sus hijos cosechan los frutos y también ellos avanzan hacia la salud. Eso significa que integrar y cultivar tu propio cerebro es uno de los regalos más afectuosos y generosos que puedes ofrecer a tus hijos.
El cerebro del niño
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