Cuando se espera de los alumnos que sean oyentes pasivos no sólo se impide que desarrollen sus facultades críticas, sino que posiblemente se las debilita: “El niño se aproxima al libro sin sentir hambre intelectual, sus sentidos no se encuentran en estado de alerta ni adopta una posición inquisitiva. El resultado de todo esto es deplorablemente común: la dependencia abyecta con respecto a los libros es tal que debilita y paraliza el vigor del pensamiento y la curiosidad”.

