Odias a la gente porque en realidad le tienes miedo, ¿verdad? Siempre le has tenido miedo, desde que eras un chiquillo. Es mejor quedarse ahí en una silla, leyendo bajo la lámpara. Lo hacías hace treinta años y lo sigues haciendo. Te escondes bajo el cobijo de un libro. —Podría estar haciendo muchas otras cosas peores. Siempre me has dicho eso. Por lo menos nunca he salido ni me he metido en problemas. ¿No es mejor que cultive mi mente?