En este enunciado hay tres verbos en infinitivo que terminan en -ar. ¿Se han dado cuenta los lectores? Temo que no. Se debe a que no produce un efecto tan llamativo como el anterior. Pero sigue siendo molesto. García Márquez decía: “Soy muy sensible a la debilidad de una frase en la que dos palabras cercanas rimen entre sí, aunque sea en rima vocálica, y prefiero no publicarla mientras no la tenga resuelta”. Hay cosas peores llamadas cacofonías