M A U R O

42%
Flag icon
Hasta ese crío taciturno y serio, que todavía no andaba y al que Margarida llamaba Guilla, «raposo», hacía lo que le mandaban. Si su madre le decía, «No te muevas», no se movía. «No llores», no lloraba.
Te di ojos y miraste las tinieblas
Rate this book
Clear rating
Open Preview