Kindle Notes & Highlights
by
Keily Fox
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July 14 - July 17, 2023
se perdió en los ojos del desconocido que le sonreía desde el retrato, cuya imagen apenas se podía sacar de la cabeza desde hacía mucho tiempo, a pesar de que no recordaba haberlo visto jamás.
No necesitó releer nada en sus páginas. Se sabía casi de memoria todo lo que allí estaba documentado; desde la primera palabra, fechada más de trescientos años atrás, hasta la última, escrita de su puño y letra el mismo día del nacimiento de Selena.
5 de Abril de 2023 Ya ha empezado. El principio del fin se acerca… y nada ha cambiado…
Según su padre el animal había aparecido en el hotel un día después del nacimiento de Selena hacía… demasiados años para un gato.
Cuando salía el tema, el hombre insistía en que habían encontrado al felino acostado a los pies de la cuna de Selena ese mismo día, incluso con el singular collar con su nombre al cuello, del que pendía
una estrellita de siete puntas, engarzada en un símbolo que representaba el infinito.
—Ni siquiera la muerte puede detener al amor verdadero, solo puede retrasarlo un poco.
—Alistair Bryceton era su nombre —continuó—. Él era el hombre al que ella estaba prometida en matrimonio, con quien Adaline se negó a casarse. Un hombre que decía amarla, y quizá lo hacía, pero con un amor enfermizo y horrible.
Nicholas, 1703 Tú, yo y toda una vida Ahora y para siempre
—No hay un ella y tú, Selena —suspiró—, solo un tú. La chica sintió un escalofrío de aceptación. —Un tú… y un él —continuó Davina—, ambos renacidos como el Ave Fénix, cada dos generaciones, en busca de vuestro final feliz.
—Tal y como está escrito, cada dos generaciones, como Adaline y Nicholas que sois, estáis destinados a reencontraros —explicó—. La vida cruza vuestros caminos y os da la oportunidad de enamoraros y buscar vuestro final feliz, que no será posible hasta que juntos encontréis la manera de romper la maldición —suspiró.
—Ese cabrón se cercioró de que no lo tuvierais fácil —explicó—, porque… en todas y cada una de esas vidas estáis condenados a ser enemigos, esa fue una de las condiciones que él impuso.
—Vuestro amor es tan inmenso que ha conseguido desafiar las leyes de la magia y os habéis presentido antes de que llegara la hora del reencuentro.
—Joss… —susurró entre jadeos en su oído mientras se abandonaba ya sin remedio al éxtasis más maravilloso que jamás hubiera podido imaginar—, te… he… esperado… toda mi vida… Aquella frase supuso el principio del fin también para el chico, que se unió a ella, soltando un gemido ronco y gutural, mientras se abandonaba a un clímax que arrasó su cuerpo y su alma, con una intensidad que rayaba en el delirio.
—El amor verdadero tumbó el velo —aclaró Airys por ella.
—El amor no es algo que te permites o no, Airys —opinó, con una vívida imagen de Joss tras sus retinas—. Llega sin más, sin que puedas hacer demasiado por evitarlo, hasta que vivir sin esa persona es un auténtico tormento, que duele más que cualquier herida que puedas llegar a imaginar.
estaba impresionada por la magnitud y la maldad de aquella maldición impuesta a alguien tan puro de corazón como aquella mujer; y él también lo era, solo había que mirarlo. Se merecían el uno al otro y un final feliz más que nadie que hubiera conocido
Siete vidas, siete intentos. Un maleficio nunca es eterno.

