Al roble o al águila les parecerían divertidas. Contestarían: «¿Qué hora es?… Bueno, es ahora. ¿Qué otra hora puede haber?» Sí, necesitamos la mente y el tiempo para funcionar en el mundo, pero llega un momento en el que se apropian de nuestras vidas y es entonces cuando se instauran la disfunción, el dolor y el sufrimiento.

